El urbanismo es una actividad
interdisciplinaria donde cierto conjunto de conocimientos y prácticas se
amalgaman para planificar, desarrollar y remodelar
núcleos urbanos con
el objetivo de mejorar la calidad de vida de los habitantes.
Si
bien las políticas públicas tienen influencia directa en el mercado
inmobiliario, la dinámica inmobiliaria es quien
interviene a la hora de definir tendencias de desarrollo urbano promoviendo
proyectos de inversión atrayentes que logran reconfigurar ciertas áreas de la
ciudad.
En Buenos Aires, el Código de Planeamiento
Urbano es el instrumento más poderoso en materia de regulación de los usos del
suelo y la intensidad de los mismos y fija, así mismo, los
perfiles de la ciudad.
El uso del suelo, de los edificios, la apertura y el
ensanche de vías públicas, la subdivisión y el englobamiento de parcelas, los
volúmenes edificables, el tejido urbano y la preservación de los ámbitos
históricos, arquitectónicos y paisajísticos y todos los aspectos que tengan
relación con el ordenamiento del territorio de la ciudad se rigen por esta
norma.
El sector inmobiliario
requiere de empresarios cada vez mejor capacitados en el uso de herramientas e
instrumentos para prestar mejores servicios frente a las nuevas exigencias del
mercado y a los nuevos roles que ocupa.
El conocimiento de las reglamentaciones vigentes para
la construcción en la ciudad es una de estas herramientas básicas que debe
manejar a la hora de definir un producto inmobiliario.
Las Normas de Tejido Urbano dispuestas por el Código de Planeamiento
deben aplicarse para conocer las factibilidades constructivas de una parcela y
es por esto que debe manejarlas con solvencia a la hora de encarar un
desarrollo inmobiliario o de generar una acertada tasación de la tierra urbana.
Los diferentes estudios de
factibilidad deben ser cuidadosamente ejecutados analizando detenidamente todas
las variables para optimizar los proyectos de inversión.
El dinamismo y la globalización cada vez mayor del mercado inmobiliario
requieren de una respuesta más ajustada y apropiada ante el crecimiento de la
construcción en las ciudades, convirtiendo a la tasación en la piedra
fundamental para el buen funcionamiento del mercado.
La
escala de los actuales emprendimientos urbanos, tanto en su dimensión física
como tecnológica, y económico – financiera, revela un negocio inmobiliario que
requiere de productores inmobiliarios con óptima logística revelándose la intervención de agentes
comercializadores con una operatoria de altos niveles de profesionalización.
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